«No recuerdo nada, excepto que duermo terriblemente mal. Por la mañana aparezco sudando bajo mi manta».
«Tenía miedo de esto» Pete se sentó junto a la cama. «Giovanni, mientras le cuento todo a Lucy, ¡copia las notas de hoy rápidamente para que su madre no sospeche!»
Pete también hizo que Lucy prometiera no decir una palabra sobre Manono a nadie, y luego le contó todo lo que sabía.
«Hay una cosa que no estoy entendiendo», dijo Lucy, «¿por qué el ladrón de sueños roba nues-tros sueños? ¿Qué saca él de todo esto?»
«Hasta ayer, todo lo que sabía de él era que había sido desterrado de la isla hace mucho tiem-po por robar sueños. Los isleños dicen que lo hacía porque sacaba energía de los sueños. Ve-rás, ¡el ladrón de sueños no tiene sueños propios! Pero en la isla, nunca volvieron a hablar de él; siempre se ha dicho que incluso mencionarlo le da nueva energía. Por lo tanto, durante años nadie había pensado en su existencia, hasta ayer, cuando el filtro de imagen de la fábrica de sueños se rompió».» ««Bueno, genial. He tenido problemas para dormir antes, y ahora también tendré miedo de dormir. Gracias, chicos».
«Vamos, Lucy», dijo Giovanni, que había terminado de copiar las notas mientras tanto. – «Sólo queríamos salvarte… Y a los otros, porque esta mañana Julie y George tampoco han venido a la escuela, y otros tres estaban tan mal que se fueron a casa después de la segunda clase. Por lo tanto, en realidad nos debes un gran agradecimiento».
«¡No os peleéis ahora, por favor! Lucy, prometo que trataré de encontrar una solución. Y mien-tras tanto, mi padre está trabajando en la fábrica para borrar el virus. Todo irá bien; aunque to-davía no sepa cómo. Descansa ahora y mañana volveremos a verte».
Giovanni acompañó a Pete al bote; Mientras caminaban, pensaron en una solución.
«Dijiste que este alguien está robando sueños porque no tiene ninguno propio, ¿verdad?» Pre-guntó Giovanni.
«Así es».
«Bueno, entonces es simple: ¡habrá que darle sus propios sueños y así se detendrá!»
«¿Cómo no se le ha ocurrido esto a nadie antes? ¡Eres un genio, Giovanni!» De un salto, Pete estaba en el bote y remando a casa a la velocidad de la luz.» «Su madre lo estaba esperando en el puerto de la isla, pero Pete no estaba de humor para ir al Gnomo Rechoncho ni para nada más.
«Mamá, ¿me dejarás ir a la fábrica para encontrarme con papá?»
«Por supuesto, si quieres ir. Pero date prisa para volver a casa, porque están pronosticando más lluvia para hoy. No hemos tenido tanta lluvia en años».
Pete se despidió y comenzó a caminar hacia la fábrica, pero giró hacia otra dirección en la si-guiente esquina. Se dirigió a la casa del chamán en la cima de la colina.
«Mi pregunta es, ¿cómo podríamos darle al ladrón de sueños sus propios sueños para que no tenga que robar los sueños de otras personas?» Pete murmuró cuando se abrió la puerta. El chamán era el curandero y hechicero en jefe de la isla, con el pelo largo y negro hasta los tobi-llos; era tan alto que cuando la puerta se abrió más el colgante de plumas del collar de dientes del lobo que llevaba en su pecho quedó a la altura de los ojos de Pete.
«Podría decir que estás en una misión imposible, hijo, pero no lo haré. Los sueños no sólo se le dan a alguien, los sueños nacen».
«¿Puedes robarlos, pero no darlos?»
«Así es».» ««Entonces, ¿por qué no dices que la misión es imposible?»
«Porque en realidad no es completamente imposible. Ha sucedido en la historia antes que algu-nas personas no tenían sueños, y luego comenzaron a tenerlos».
«¿Pero cómo?»
«»El que no puede reír no tiene sueños. Cuando aprendes a reír, tienes sueños. Así es como funciona, hijo».
«Entonces, ¿el ladrón de sueños no puede reír?»
«Nunca le vi sonreír cuando vivía aquí con nosotros».
«Y dime, chamán, ¿cómo puedes encontrar al ladrón de sueños?»
«Piensa por un momento. ¿Qué quiere el ladrón de sueños?»
«Sueños».
«¿Y cuándo aparecerá en alguna parte?»
«Cuando robe un sueño».
«Ahí lo tienes. ¡Eres bastante inteligente!»
Pete corrió a la fábrica de escudos de sueño en una carrera frenética para atrapar a su padre. Tuvo suerte, porque salía por la puerta justo cuando Pete llegaba.
«No he encontrado el virus. Es algo nuevo, y está tan inteligentemente codificado que es impo-sible de atrapar. Además, ya se ha extendido al generador de calma. Si los niños comienzan a comportarse mal y se vuelven incontrolables durante el día, será por esto. No tengo ni idea de qué hacer».» «A la mañana siguiente, nadie estaba esperando a Pete en el puerto. Corrió a la escuela como si su vida dependiera de ello. Cuando llegó allí, fue como si su peor pesadilla se hubiera hecho realidad: en el hermoso patio de la escuela lleno de árboles, un gran grupo de niños corrían desbocados, pisoteando las flores y rompiendo las ramas de los árboles. Giovanni no estaba por ninguna parte.
«¡Hemos perdido el control! Pero lo peor será si el ladrón de sueños comienza a robar mis sue-ños, porque entonces me enfermaré, ¡y no habrá nada que pueda hacer! ¡Necesito encontrarlo!»
Pete sabía que no podía ir a casa de Lucy ahora, porque su madre no lo dejaría entrar, era hora de estar en la escuela y sospecharía de él. Entonces, se dirigió a la casa de Giovanni. Como imaginaba: Giovanni estaba acostado en la cama, enfermo por algo.
«¡También te ha atacado! ¡Esto es terrible! Además, estos son solo los primeros síntomas: pronto estarás furioso y gritando como los demás, y luego no podré ayudarte. ¡El virus ha atacado el generador de calma y el ladrón de sueños se lo está pasando pipa con nosotros!»
«Tengo una idea», gimió Giovanni suavemente. «Esta noche, fingiré estar dormido, y así tal vez lo atrapemos».
«¡Y ya sé lo que tenemos que hacer para detener la ola de robos!»