La lectura tiene innumerables beneficios, pero lo más importante entre de entre todos esos beneficios es adquirir conocimiento. Ya sea que se trate de paisajes lejanos, culturas exóticas, historia o mejorar las habilidades lingüísticas, hay pocas formas más efectivas de aprender que la lectura. Nuestros antepasados eran muy conscientes de esto, y no es casualidad que en la antigüedad pusieran gran énfasis en registrar y reproducir el conocimiento que adquirían. El alcance de esto se muestra claramente en el catálogo de la biblioteca fundada en Alejandría, Egipto en el tercer siglo antes de Cristo, con 532.000 rollos de pergamino.